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06-09-2008

 

 

 

Testimonio escuela de primer grado Maestra Elena Quinteros

Raul Olivera

 

 



                                                                                                 

Desde el 9 de setiembre, día en el que Elena Quinteros debía cumplir 63 años, una escuela de Montevideo llevará su nombre. En Flor de Maroñas ­Marcos Salcedo 5644, entre Peteroa y Justino Jiménez de Aréchaga­, un barrio de gente humilde y trabajadora en el que están enclavados varios grupos habitacionales y entre ellos muchas cooperativas de viviendas, se encuentra la escuela de primer grado que pasará a denominarse Maestra Elena Quinteros.

Ese barrio, que antaño supo albergar grandes industrias como las textiles ildu, Sadil, Suitex, aceiteras como la Torino, y lavaderos de lana, supo también de la presencia de una generación de jóvenes, que como Elena, bajo la influencia del sindicato de funsa, enfrentaron el autoritarismo creciente de aquellos años. La escuela 181 tendrá el privilegio de ser la segunda en Uruguay que lleve el nombre de un maestro desaparecido. El 11 de noviembre de 1987 otra ley había designado a la 269 de Montevideo con el nombre de Maestro Julio Castro.

Con esta decisión ­que partió del propio barrio, las autoridades de Primaria hicieron suya, y finalmente el Senado transformó en ley el 13 de mayo último­ se hace honor a quien fuera un ejemplo de resistencia a la dictadura.

En la exposición de motivos de la ley, aprobada por unanimidad, se recogen aspectos sustanciales de la vida de Elena: “Fue educada en las Domínicas;; ingresó a Magisterio, al Instituto Normal, en el año 1962, y egresó en 1966. Eran tiempos en que la formación de Reyna Reyes era fortísima y que libros como Vida de un maestro ­de Jesualdo­ eran referentes para esa generación. En esa época, mediados de los sesenta, se vivía en el país una escalada represiva que llevó a profundizar las luchas estudiantiles y obreras. Allí estaba Elena, entre el pensar y el hacer, que abarcaba lo político, lo gremial y su formación como maestra, jugándose con cabeza muy clara, con firmeza, desde el amor a la vida.

(...) A mediados de 1966, Elena se incorporó a la Federación Anarquista del Uruguay y fue activa militante de la Resistencia Obrero-Estudiantil. Diez años después, ya en 1975, fue una de las primeras que trabajosamente actuó en la fundación del Partido por la Victoria del Pueblo, junto con Sarita Méndez, Lilián Celiberti, Yamandú González, Telba Juárez y muchos otros jóvenes estudiantes de la época. (...)

El 16 de noviembre de 1967 fue detenida por primera vez y liberada al otro día. En octubre de 1969 fue detenida, procesada y enviada a la cárcel, donde permaneció hasta octubre de 1970. En junio de 1975 fue destituida, porque un mes antes de cumplirse los dos años del golpe de Estado fue requerida por las Fuerzas Conjuntas. El 26 de junio de 1976 es detenida y llevada al ‘300 Carlos', que dependía de la División de Ejército I. Allí, en ‘el infierno', operaban, entre otros, Cordero, Gavazzo, el ‘Pajarito' Silveira, Ferro, Yannone y Carlos Rosell.

En la mañana del 28 de junio, Elena se hace conducir a las cercanías de la embajada de Venezuela con el argumento de ‘entregar' un contacto. Allí intenta fugarse corriendo y saltando hacia adentro de la embajada, desde donde es secuestrada por la fuerza por policías y militares uruguayos (...). La embajada y el propio gobierno venezolano protestan inmediatamente, exigiendo la entrega de esta mujer que había sido claramente secuestrada en su territorio. El 3 de julio se reúne el Cosena y decide no entregar a Elena, por lo que finalmente, el 5 de julio, Venezuela suspende las relaciones diplomáticas con Uruguay cuando queda claro que los dictadores no están dispuestos a devolver viva a Elena”.

EL CUMPLEAÑOS El 9 de setiembre Elena hubiera cumplido 63 años. Algunos de sus aniversarios transcurrieron en momentos muy especiales para ella. Sus 25 años los cumplió en la cárcel de Cabildo. Y de creerle a las “verdades posibles” de la Comisión para la Paz, sus 31 años la encontraron aún con vida en el Batallón 13 de Infantería.

En ese lugar Elena sufrió y resistió, porque aun allí era posible seguir resistiendo y seguir peleando. Si esa parte de la “verdad posible” referida a la ejecución de Elena en los primeros días de noviembre de 1976 fuera cierta, probablemente la “Parda” se reencontró con la veintena de sus compañeros del pvp trasladados en el segundo vuelo, y juntos fueron ejecutados cobardemente por la dictadura. Para Elena los años no pasan. Se pasea aún con su sonrisa fresca o su seriedad respetuosa en los carteles que Tota ya no puede portar por las calles de este Montevideo, pero que, como solía decir el “Loco” León Duarte, hoy levantan “manos amigas y brazos compañeros”.

* Dirigente sindical y del Partido por la Victoria del Pueblo.

 

 

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